lunes, 21 de marzo de 2011

Toda clase de accidentes

Si pudiera elegir
sólo un deseo pediría vivir
siempre cerca del cielo,
de un cielo tan real
como el abismo,
en una guerra tan cruel
como la de uno contra uno mismo.

Empeñado en subir, para luego bajar
por pendientes imposibles.
No cejé un tanto así y al final conseguí
completar los catorce ocho miles,
y aún me sobró tiempo para gritarle a los astros:
"ved lo que soy",
y que el resto no es más
que guijarros que caen al vacío.

Sólo yo contra mí
y contra los elementos,
calculando al milímetro
el más leve movimiento.
Mi cruz es de piedra
y mira al precipicio.
Seguiré hasta el final,
seguiré hasta el día del Juicio.
Para elisa y papi chulo se aprecian mejor con los ojos cerrados.

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