Ayer te vi, ibas con
el pelo mojado, te reconocí,
a pesar de lo que has cambiado,
por tu forma de andar deprisa
sin dejar de mirar tus pies,
con cara de preocupado,
no consigo entender
por qué me importabas tanto.
Ayer te vi, tan odioso
y tan extraño, como esa gente
con la que uno se pelea en el tráfico,
me viste tú también, dudaste
pero no quisiste arriesgar,
nunca fuiste muy valiente,
hiciste muy bien, ahora estoy armada
hasta los dientes.
No, nadie te avisó jamás
de lo dura que puede ser la verdad.
No, no lo intentes comprender,
no vale la pena.
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