Se retrocede con seguridad, pero se
avanza a tientas,uno adelanta manos
como un ciego, ciego imprudente por
añadidura, pero lo absurdo es que no
es ciego, y distingue el relámpago,la
lluvia, los rostros insepultos,la ceniza,
la sonrisa del necio,las afrentas, un
barrunto de pena en el espejo, la
baranda oxidada con sus pájaros, la
opaca incertidumbre de los otros
enfrentada a la propia incertidumbre.
Se avanza a tientas,lentamente
por lo común a contramano de los
convictos y confesos,en búsqueda
tal vez,de amores residuales que
sirvan de consuelo y recompensa,
o iluminen un pozo de nostalgias.
Se avanza a tientas,vacilante,
no importan la distancia ni el horario,
ni que el futuro sea una vislumbre,
o una pasión deshabitada.
A tientas hasta que una noche,
se queda uno sin cómplices ni tacto
y a ciegas otra vez y para siempre,
se introduce en un túnel o destino
que no se sabe dónde acaba.
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