La soledad es nuestra propiedad más
privada,viejo rito de fuegos malabares,
en ella nos movemos e inventamos paredes
con espejos de los que siempre huimos.
La soledades tiempo,veloz o detenido,
reflexiones de noria,espirales de humo,
con amores in vitro,desamores in pectore,
y repaso metódico de la buena lujuria.
La soledad es noche con los ojos abiertos,
esbozo de futuro que escondió la memoria,
desazones de héroe encerrado en su pánico
y un sentido de culpa,jubilado de olvido.
Es la tibia conciencia de cómo deberían
haber sido los cruces de la vida y la muerte,
y también el rescate de los breves chispazos,
nacidos del encuentro de la muerte y la vida.
Pero algo ha cambiado,está cambiando,
cada sólo estrenó su nueva cueva,nuevo
juego de llaves y candados y de paso el
dialecto de uno solo,ahora cuando bailan
los solos y las solas ya no se enlazan,
guardan su distancia,en el amor se abrazan
pero piensan en otro abrazo,el de sus
soledades.Las soledades de babel ignoran
qué soledades rozan su costado,nunca
sabrán de quién es el proyecto de la torre
de espanto que construyen.
Así,diseminados pero juntos,cercanos pero
ajenos,solos codo con codo, cada uno en su
burbuja,insolidarios, envejecen mezquinos
como islotes. Y aunque siga la torre cielo arriba
en busca de ese pobre dios de siempre, ellos
se desmoronan sin saberlo, soledades abajo,
sueño abajo.
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