Y me adentré en una
ardiente oscuridad,
y al avanzar había tanta gente
que no pude ver nada más.
Y ahora alcanzo a comprender
la tristeza de saber
que hay más estrellas en el firmamento
y verlas pasar, pasar como el viento.
Pero qué bien le sienta a la novia su vestido beige,
si se debe creer una princesa en él.
Como si fuera un error
siempre encuentro a mi alrededor
cosas que amenazan al final del día
con volver, volver como el viento.
Y dicen que el buen Miguel
es ahora feliz en su nueva familia.
Yo preguntaré: -Feliz, ¿con respecto a qué?
Sé que puedo encontrar paz y armonía,
pero no será, no en esta vida.
Reescribiendo mi papel
oí la voz de una mujer diciéndome:
-No puedes seguir siempre siendo sólo viento-.
Ser sólo viento, sólo viento.
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