¿Cuánto me queda? ¿siete? ¿diez?
¿quince septiembres? le pregunto
al azar, ¿acaso porque sé que el
azar no responde? y así y todo,el
azar,¿es realmente un azar?
Aún no he movido el rey y la torre
está quieta,o sea que hasta aquí
puedo enrocar mis riesgos.
No instruí a mi reloj para mañana,
no hay por lo tanto garantía
de despertar a tiempo.
Por otra parte sé proteger el sueño
con mis gastados párpados,de manera
que puedo arrimarme soñando a esa
espléndida nada,nada prometedora.
¿Qué diferencia podrá haber ahí en
tan hueco enigma entre las vidas
transparentes y las compactas de asco
entre los tiernos pechos de la hermosa
lujuria y los verdugos con medallas?
¿Habrá acabado la noticia? ¿terminado
el pronóstico? ¿borrada la memoria?
¿degollado el futuro? la sobornable
amnesia del imposible dios ¿será infinita?
¿Tal vez la única igualdad posible
entre yo mismo y la inminente carava
de prójimos será el no ser,el no existir?
¿Nadie será ni más ni menos inexistente
que otros? ¿o por ventura o desventura
habrá tal vez un colmo de oscura inexistencia?
¿una nada más nada que las otras?
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