martes, 10 de mayo de 2011

Apurando el amargo poso

Padre, éste es el último baile,
es hora de dormir, por hoy
ya estuvo bien,lo dejamos aquí.
Padre, no ha debido educarme así,
pero así sucedió, y ahora quiero
volver a tratar de correr sin
siquiera haber aprendido a andar.
Sé que no es frecuente en mí escuchar la verdad,
pero deje que al menos intente cambiar.

Padre,deme sólo una razón
para seguir aquí, si la noche
murió y la luna se vio condenada
una vez más a desaparecer.
Y así mismo hago yo, alguien que lo intentó
y que al cabo se dijo "nos vamos,
no hay nada que hacer".
Y se revuelve aquí dentro este
inextirpable mal, esto que sólo el
veneno parece saber calmar.
Y Padre, dígame si es incurable
esta enfermedad, que es poder apreciar
cosas buenas aquí, con sensibilidad,
y saberme a la vez tan incapaz
de disfrutarlas igual que hacen los demás.
Y si ahora le rezo,Padre ha de
entender, que es porque tengo miedo
y no porque tenga fe, no porque tenga fe.


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