jueves, 21 de noviembre de 2013

Encargo - Julio Cortázar

No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel 

sea tú que vuelves. ¡No me dejes dormir, 
no me des paz! Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente. No me pierdas como 

una música fácil, no seas caricia ni guante;
tállame como un sílex, desespérame. 


Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu 

pelo. Dálos. Ven a mí con tu cólera seca 
de fósforos y escamas. Grita. Vomítame 
arena en la boca, rómpeme las fauces. 
No me importa ignorarte en pleno día, 
saber que juegas cara al sol y al hombre. 
Compártelo. Yo te pido la cruel 
ceremonia del tajo, lo que nadie te pide: las
espinas hasta el hueso. Arráncame esta 
cara infame, oblígame a gritar al fin mi 
verdadero nombre. 

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