Porque cada uno de nosotros lo merece todo, todos los
lujos que alguna vez estuvieron acumulados en las tumbas
de los reyes muertos, y cada uno de nosotros no merece
nada, ni un bocado de pan cuando tiene hambre. ¿Acaso
no hemos comido cuando otros sufrían hambre? ¿Nos
castigaréis por eso?
¿Nos premiaréis por la virtud de pasar hambre mientras
otros comían? Ningún hombre gana el castigo, ningún
hombre gana la recompensa. Libera tu mente de la idea de
merecer, la idea de obtener y empezarás a ser capaz de
pensar. Las normas son siempre tiránicas. El deber
del individuo es no aceptar ninguna norma, decidir su
propia conducta, ser responsable. Sólo así la sociedad
vivirá, y cambiará, y se adaptará, y sobrevivirá. No somos
súbditos de un Estado fundado en la ley, somos miembros
de una sociedad fundada en la revolución.
La revolución nos obliga: es nuestra esperanza de cambio.
La revolución está en el espíritu del individuo, o en ninguna
parte. Es para todos, o no es nada. Si tiene un fin, nunca
tendrá principio.No podemos detenernos aquí. Hay que
seguir adelante. Hay que correr riesgos.
jueves, 28 de noviembre de 2013
jueves, 21 de noviembre de 2013
Encargo - Julio Cortázar
No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel
sea tú que vuelves. ¡No me dejes dormir,
no me des paz! Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente. No me pierdas como
una música fácil, no seas caricia ni guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu
pelo. Dálos. Ven a mí con tu cólera seca
de fósforos y escamas. Grita. Vomítame
arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo. Yo te pido la cruel
ceremonia del tajo, lo que nadie te pide: las
espinas hasta el hueso. Arráncame esta
cara infame, oblígame a gritar al fin mi
verdadero nombre.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel
sea tú que vuelves. ¡No me dejes dormir,
no me des paz! Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente. No me pierdas como
una música fácil, no seas caricia ni guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu
pelo. Dálos. Ven a mí con tu cólera seca
de fósforos y escamas. Grita. Vomítame
arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo. Yo te pido la cruel
ceremonia del tajo, lo que nadie te pide: las
espinas hasta el hueso. Arráncame esta
cara infame, oblígame a gritar al fin mi
verdadero nombre.
sábado, 16 de noviembre de 2013
Los arcángeles - Juan Gil Albert
La amistad es dulce pero suficiente.
El amor frenético, pero caduco. Es
en mi ser en quien necesito depositar
mi confianza; si yo no me basto a mí
mismo, mi tiempo está perdido. Yo
soy el amigo y el amante, mi misma
proyección. Lo demás son las brisas
pasajeras que el mundo, y sus criaturas,
nos envían. La religión es confusa.
El arte claro. Lo importante son las
huellas que dejan los hechos, no los
hechos en sí.
Los hechos nos impregnan y dejan,
después, un reguero de olor. Como
los perros, olfateamos incansablemente.
Y a esto solemos llamarlo fidelidad.
Pero ser fiel es ser, en cualquier
momento, uno mismo: distinto.
El amor frenético, pero caduco. Es
en mi ser en quien necesito depositar
mi confianza; si yo no me basto a mí
mismo, mi tiempo está perdido. Yo
soy el amigo y el amante, mi misma
proyección. Lo demás son las brisas
pasajeras que el mundo, y sus criaturas,
nos envían. La religión es confusa.
El arte claro. Lo importante son las
huellas que dejan los hechos, no los
hechos en sí.
Los hechos nos impregnan y dejan,
después, un reguero de olor. Como
los perros, olfateamos incansablemente.
Y a esto solemos llamarlo fidelidad.
Pero ser fiel es ser, en cualquier
momento, uno mismo: distinto.
lunes, 4 de noviembre de 2013
Reflexiones del guerrero de la luz - Paulo Coelho
Un guerrero de la luz nota que ciertos momentos
problemas y situaciones que ya había enfrentado.
Entonces se deprime, comienza a pensar que es
incapaz de progresar en la vida, ya que los momentos
difíciles siempre vuelven. "Yo ya pasé por esto",
reclama a su corazón. "Realmente ya has pasado",
responde el corazón "pero nunca has sobrepasado".
El guerrero entonces comprende que las experiencias
repetidas tienen una única finalidad:
enseñarle que todavía no ha aprendido. Y entonces
pasa a buscar una solución diferente para cada
lucha repetida, hasta que encuentra la manera de vencerla.
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