La vida cotidiana es un instante
de otro instante que es la vida total
del hombre, pero a su vez cuántos
instantes no ha de tener ese instante
del instante mayor. Cada hoja verde
se mueve en el sol como si perdurar
fuera su inefable destino, cada gorrión
avanza a saltos no previstos como
burlándose del tiempo y del espacio,
cada hombre se abraza a alguna mujer
como si así aferrara la eternidad.
En realidad todas estas pertinacias son
modestos exorcismos contra la muerte,
batallas perdidas con ritmo de victoria,
reos obstinados que se niegan a notificarse
de su injusta condena, vivientes que se
hacen los distraídos.
La vida cotidiana es también una suma
de instantes, algo así como partículas de
polvo que seguirán cayendo en un abismo,
y sin embargo cada instante, o sea cada
partícula de polvo es también un copioso
universo con crepúsculos y catedrales y
campos de cultivo y multitudes y cópulas y
desembarcos y borrachos y mártires y colinas
y vale la pena cualquier sacrificio, para que
ese abrir y cerrar de ojos abarque por fin el
instante, universo, en el que con una mirada
no se avergüence de su reveladora,efímera,
insustituible luz.
sábado, 7 de julio de 2012
lunes, 2 de julio de 2012
El mito de Ícaro - Álvaro García
La meta es como un túnel, se nutre de tiniebla.
Lo propio de las alas es quemarse
cinco minutos antes de llegar hasta el sol.
Toda meta es un túnel que te absorbe,
es una oscuridad que se alimenta
de tu propia sustancia y de tu olvido,
y ese modo de muerte que es el conseguir.
Cuando uno logra un fin se queda triste.
La meta se lo traga. Mejor ser el mejor
sin beso de champán, sin aureola.
Y el sueño se ha quemado en su inminencia,
como sabiendo que vencer es chusco.
Tus sueños se han quemado de pura lucidez.
Lo propio de las alas es quemarse
cinco minutos antes de llegar hasta el sol.
Toda meta es un túnel que te absorbe,
es una oscuridad que se alimenta
de tu propia sustancia y de tu olvido,
y ese modo de muerte que es el conseguir.
Cuando uno logra un fin se queda triste.
La meta se lo traga. Mejor ser el mejor
sin beso de champán, sin aureola.
Y el sueño se ha quemado en su inminencia,
como sabiendo que vencer es chusco.
Tus sueños se han quemado de pura lucidez.
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